Estilo Cervecero: Brown Ale. 4,9% Alc.
Pelaso es el homenaje de Juan Castro a los bomberos canarios en general y a Pelaso, su buen amigo en particular. Una brown ale con buen encaje, aromáticas que van desde el pan tostado a la galleta. Burbuja pequeña de corona fina y elegante. Ligera pero con flow. Copos de avena y vainilla de Madagascar terminan de redondear un birra digna de DC. Ideal para maridar con cualquier producto que tenga cebolla caramelizada. ¡Puro flow! -ORO CICA 2022 CATEGORÍA AMERICAN BROWN ALE-
La historia de Pelaso nace en un parque de bomberos del archipiélago canario. Concretamente en la isla de Gran Canaria. El veterano bombero Francisco Manuel se encontraba alerta como cada mañana que comenzaba su guardia. Primero, repasar el protocolo y dejar todo preparado por si saltaban las alarmas. Segundo, hacer algo de ejercicio y afianzar más si caben esos lasos de unión entre compañeros, algo necesario en todas las profesiones y todavía más en la que nuestro protagonista ejerce.
Esa mañana en concreto parecía tranquila, como todas las mañanas… Nada sucede hasta que sucede, valga la redundancia. Francisco leía noticias relacionadas con su amada cerveza y su Unión Deportiva Las Palmas cuando de repente… Saltaron las alarmas. Desde la radio una voz robótica y muy tranquila rompía el silencio. –Charlie, Charlie, Tinguaro, Pío Pío, @… Código 3,14, barco en llamas en el puerto de la luz. Todas las unidades de bomberos, taxis y motos de reparto del “Quiero que me lo traigas” acudan a la llamada.
Francisco no tenía intención de ir. Total, le quedaba en la otra punta de la isla. Lo que no sabía es lo que la radio le diría a continuación. –El barco en llamas transporta auténtica CraftBeer e ingredientes para su elaboración. Más de 50 toneladas de maltas base, lúpulos, copos de avena, vainilla de Madagascar y levaduras, las cuales están a punto de morir por las altas temperaturas que están cogiendo.
Francisco no podía permitir eso. Jamás. Por su mente pasaron recuerdos de otra época.
Aquella vez que de pequeño había caído en un silo de cebada… Aquel fatídico descenso contra el Bilbao en el legendario estadio Insular… El nacimiento de sus preciosas hijas… El primer beso a su esposa, que por aquel entonces solo era “La pibita”… El mágico beso estampado en la frente de Billie… Cada día tocaba repaso por todos los acontecimientos importantes de su vida ante una situación como la que se le presentaba en aquel preciso instante. No lo pensó, cogió el equipo y salió en tiempo récord dirección al barco. Había recorrido la isla de una punta a la otra en la escalofriante cifra de 4 minutos. Los que pudieron ver el camión de bomberos afirmaron que se trataba de un caza militar que volaba a ras de suelo. Los que no, sólo escucharon como se quebraba la barrera del sonido.
El panorama que se había encontrado Francisco al llegar no era muy alentador. Las llamas superaban los 6 pisos de altura y el acceso al barco estaba limitado por el mar. No lo pensó, cogió el extintor, un paquete de chicles y el cromo del Turu Flores que regalaba Millac allá por el 97 y se lanzó a nadar rumbo al barco. En el aire malta Cara Pils y lúpulo Cascade impregnaban la zona lo que alentó al valiente bombero a dirigirse más rápido al peligro.
Cuando llegó al barco escaló por la popa hasta la humeante y ardiente cubierta. Una vez en ella observó que los mecanismos antiincendios del barco no habían saltado de manera automática. La única opción era llegar a la sala de control. Sin pensar mucho se adentró por las llamas, quemando gran parte de su cuerpo, sobre todo la cabeza. Era increíble ver como su pelo aguantaba las llamas, pero todo tenía un límite. Sin preocuparse por su integridad física llegó dando tumbos y en llamas a la sala de control donde con el extintor apagó lo que pudo. Entre sollozos y casi sin ver a un palmo de su nariz logró activar el mecanismo contraincendios del navío. Se desmayó entre aromas a maltas tostadas.
Despertó en el hospital. A su lado el doctor Castro acompañado de los doctores Araña y Cabrera le transmitieron la fatídica noticia, le había crecido la frente a causa de las graves quemaduras. Lo que en el argot médico era conocido como Pelaso Calcinatum. Su gesta no había pasado inadvertida, prensa de todos los puntos del globo, un ascenso profesional (Sargento de Bomberos) y el reconocimiento de la cervecera por su indudable valor. Desde ahora sería conocido como el Sargento Pelaso, el héroe que da vida a la “Brown Ale” más honesta del panorama; Agua, cebada, copos de avena, vainilla de Madagascar, lúpulo y levadura. Los ingredientes que nuestro héroe salvó aquel trágico día.
Hoy, mientras lees esta historia, Pelaso salvaguarda toda la materia prima necesaria para la cerveza. Además se cerciora de calidad de las mismas visitando asiduamente las mejores cervecerías de Gran Canaria. Quizás ya hayas brindado con él…
de lo mejorcito que ha salido de «Craftro», cada vez que la tienen en grifo en el Dojo, cae una doble!